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Bitácora Forzosa

05/07/2021

BITÁCORA FORZOSA

Día 3 de julio. Sábado. Hora: 20.

Sala de emergencia COVID. Llego aquí, porque habían disminuido los niveles de saturación. La doctora Florencia  me atiende.

Quiero agradecer la calidez humana y calidad profesional con delicadeza para explicar cuál es la situación y lo que se debe hacer. En el nombre de Ella, a todas y cada una de las personas de la guardia qué están prestando este servicio tan valioso denodadamente y sin respiro. Gladiadores de esta lucha sin tregua.., y sin fin. GRACIAS PERSONAL DE SALUD por tanto Amor, sacrificio y dedicación, desde el administrativo que recepciona los datos al ingreso, pasando por todos los profesionales, asistentes, hasta el de mantenimiento y el terapista.

Hora 20, y algunos minutos más. Mientras se preparan para atenderme se conoce la información de un procedimiento policial en calle Juan E. Martínez al 800. Una fiesta clandestina que se desbarata  procediéndose a la demora de decenas de jóvenes (alrededor de 30). ¿Esos chicos no tienen miedo de contagiarse, de contagiar a algún ser querido, se creen inmunes..., sus padres, familia, tampoco tienen miedo a lo que se exponen?

Hora 22. Me realizan una placa radiográfica.

Mientras tanto, Florencia me comenta: "hoy sábado, estoy de guardia pasiva, ingrese a las 10 de la mañana, y todavía no puedo retirarme".

Mientras aguardaba mi turno para ser atendido, mujeres y hombres que llegaron antes eran atendidos uno por uno. Un caso fue el de un señor, positivo para COVID, con una complicación con ACV. Me contaban de la complejidad del tratamiento y ardua tarea para entubar.

Una vez internado en la guardia, los pacientes seguían llegando a emergencias.

Hora 01, y avanzando. C. R. de 26 años, a quien hacen una aplicación, le requieren que vuelva a primera hora del día para hacer una tomografía, para seguir con los controles.

Hora  02,30. Ingresa N. S., un chico de 28 años, con mucha dificultad para respirar y riesgo de morbilidad. Lo tienen que ayudar con oxigenación. El chico me cuenta "que le duele mucho el pecho para respirar, que siente un hueco, que hacía ya cinco noches que no dormía", y que también estaba muy preocupado porque a su mamá de 46 años la habían internado en Sala COVID, en la tarde del sábado.

Mientras aguardaba en la espera, me daba más cuenta de que el recurso humano cada vez es más necesario para redoblar el esfuerzo en esta lucha sanitaria; y pensaba en esos jóvenes que no tienen miedo y desafían al virus y al resto de la sociedad..., además de las demoras y multas, que bien cabría, tareas comunitarias de mantenimiento y limpieza para contribuir en estos lugares.

Finalmente, recuerdo, y que lejos en el tiempo parece…, fue al principio, en marzo, abril del 2021, cuando en forma espontánea, con ganas y muchas fuerzas acompañábamos con aplausos a nuestros Héroes, el Personal de Salud. ¿Qué pasó?  Tendríamos que volver a alentar a nuestro personal de salud, homenajear como corresponde, en memoria de quienes perdieron la vida a causa del covid, de los contagiados internados, de los pacientes aislados y de contactos que deben también quedar en casa

El suero va indicando el paso del tiempo, las gotas marcan los segundos de la larga y movida noche.

Es las 4 de la madrugada del domingo del 4 de julio, hasta que al amanecer del domingo agitado, se aparece la doctora Florencia, saluda a los pacientes informando que llegó su relevo, terminando así su tiempo en la activa guardia y dejando en buenas manos nuestra atención con el profesional que tomaba su puesto.

Es el Dr. David, que con gran humanidad nos atiende y empieza a verificar nuestro estado de salud.

El domingo se hace día y al promediar la jornada, cercano al mediodía, me informan que para una mejor atención y contención seré trasladado al Hospital de Campaña en la ciudad de Corrientes.

Con rigurosa profesionalidad dan cuenta de mi estado y me acondicionan para el traslado, momento en que aparece en la escena sanitaria otro eslabón del enorme equipo de salud, el bastión de todo el recorrido, el chofer de la ambulancia y el enfermero, que con la templanza necesaria me transmiten la contundente tranquilidad que el traslado es para estar yo mejor atendido. Sin dejar de prestar atención a su servicio, se toman el tiempo justo para insuflar ánimo y llegar a Corrientes.

Siesta de domingo. Desde la llegada al Hospital de Campaña, la recepción, enfermeros, asistentes, médicos, kinesiólogos, infectólogos, el equipo de salud en su totalidad hace su aparición para saber que uno se encuentra en “buenas manos”. Y sin reparar en el cansancio, el agobio, la salud emocional tensionada, se aprestan a desarrollar su labor, que no es otra que la de brindar atención, contención y comprensión ante la soledad que uno siente en ese lugar.

Pasan las horas, y sin darme cuenta debo agradecer con enorme reconocimiento a esos profesionales, “Luchadores” que junto a sus pacientes viven la historia del día al día, sin saber que muchos de los ciudadanos no le generan esa empatía necesaria. No obstante, con sus respectivas cargas tienen el único objetivo de “salvar vidas” y ayudar a todos a superar esta situación.

No tengo noción de la hora, creo que es la postrimería del lunes. Comienza esta etapa de buscar juntos superar esta situación, con el equipo que asiste y con los afectos deseosos de volver a encontrarnos.