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Municipalidad

Balas que pican cerca

05/06/2020

(La necesidad de estar atrincherado)

Como en la peor de las balaceras, con chumbos que vienen de todos lados, así esta Goya: mirando de reojo en derredor y a veces sin saber para donde disparar.

En contexto de Pandemia, la analogía sirve para ilustrar el momento presente y sacar algunas conclusiones.

Por ejemplo, a 4 meses de la aparición del primer caso en la Argentina (ocurrió el 3 de marzo), en nuestra ciudad “no se produjeron bajas”, por usar una expresión aplicable a la comparación inicial. Al momento de escribir este artículo (y aclaro porque los números se actualizan sin demoras), 615 fallecieron en todo el  país, de los 20.197 confirmados positivos. De este número, 8.541 contagios (42,3%) se dieron por contactos estrechos con casos confirmados y 7.349 contagios (36,4%) son por casos de circulación comunitaria. ¿Qué dicen estos números, fríos como la muerte? Que no hemos sido lo suficientemente honestos y no respetamos la cuarentena, el quedarnos en casa y acatar las medidas de seguridad. Suena reiterativo pero es así.

Para los que gustan de las estadísticas, agregar que el virus no discrimina género, pues hay tantos contagiados mujeres como hombres. Del total de casos (20.197), el 49% son mujeres y el 51% son hombres.

Otra más: el quedarnos “atrincherados” aseguró nuestras vidas. Atrincherados en nuestras viviendas y también en nuestra casa común, la ciudad. ¿Para qué arriesgarme a salir si sé que “en esta guerra desigual” llevo las de perder? Aparte, no es ningún secreto que la mejor arma que tenemos a mano es la cuarentena. Soldado que se refugia sirve para otra guerra.

Goya es la segunda ciudad en importancia de la provincia. Por tanto, es esperable que la circulación sea mayor a otras ciudades. Es una obviedad, pero también es obvio que si uno pretende mantenerse lejos de los riesgos de contraer el maldito Covid19 debe quedarse en su casa. Sin embargo muchos, a 4 de meses de insistir, todavía no entienden. No comprenden que esa irresponsabilidad de no cumplir las normativas puede causar grandes y dolorosos males.

Si observamos en un radio de 360 grados, dentro y fuera de los límites de la provincia, veremos que muchas de las balas picaron cerca. Hasta donde se puede, el blindaje de la ciudad ayudó a mantener a raya al enemigo, pero ahora el problema es que la tropa quiere desbandarse, relajarse. Y no hay que bajar la guardia.

Muchos ven con envidia que Goya esté transitando la fase 5ta., la última. La Nueva Normalidad empero no dice que estamos exentos del virus. No dice tampoco que ya no hay que respetar las normas.

En los últimos días en seis provincias, se tuvo que rever la situación, retrocediendo en las fases que se habían avanzado, así vemos ciudades que volvieron a Fase 1.

Cuando el Gobierno Nacional decretó la cuarentena obligatoria mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia lo hizo pensando en "proteger la salud de los argentinos". Tal DNU sigue vigente y la violación de la cuarentena tiene, como sanción, penas de prisión de 15 días a dos años. Pareciera que muchos se han olvidado de ello.

Repasemos el artículo 4º del decreto: Cuando se constate la existencia de infracción al cumplimiento del “aislamiento social, preventivo y obligatorio” o a otras normas dispuestas para la protección de la salud pública en el marco de la emergencia sanitaria, se procederá de inmediato a hacer cesar la conducta infractora y se dará actuación a la autoridad competente, en el marco de los artículos 205, 239 y concordantes del Código Penal.

En el artículo 205 del actual Código se establece que "será reprimido con prisión de seis meses a dos años, el que violare las medidas adoptadas por las autoridades competentes, para impedir la introducción o propagación de una epidemia".

Para garantizar que las personas no circulen es que se despliega en el país a los efectivos de las cuatro fuerzas federales (Policía Federal, Gendarmería Nacional, Prefectura Naval y Policía de Seguridad Aeroportuaria), además de la Policía Provincial.

El artículo 239, por su parte, determina que "será reprimido con prisión de quince días a un año, el que resistiere o desobedeciere a un funcionario público en el ejercicio legítimo de sus funciones o a la persona que le prestare asistencia a requerimiento de aquél o en virtud de una obligación legal".

Que hayamos transitado todo este tiempo sin lamentar víctimas no es poca cosa. No debemos bajar la guardia. Y recordar que el decreto que administra esta cuarentena sigue vigente.

Se flexibilizaron actividades pero seremos inflexibles con quienes no cumplan las condiciones que rigen esta Nueva Normalidad.