Manuel J. J. del Corazón de Jesús Belgrano!
Arde la tea de la argentinidad en su glorioso pecho.
Fue “un silencioso obrero de la grandeza de su Patria”.
Brilló en su frente la sed del patriotismo.
Alejado de los arrebatos de la soberbia, abrazó la austeridad, en la humanidad que emanaba de su espíritu. Fue modesto y perseverante apóstol de la Libertad.