Me levanté entusiasmado, como a muchos goyanos les sucedería cuando en plena semana del surubí todo es adrenalina y la ciudad parece un hormiguero gigante. Con ese entusiasmo desperté, cumplí con el ritual del mate y habilité la conexión con los alumnos. Atender dudas, recepcionar trabajos, intercambiar pareceres de esta vida en modo claustro, fueron los propósitos. Por su lado, Martín se trasladaba de una biblioteca virtual a otra por unos datos, mientras se acercaba la hora de la videoconferencia educativa.