MADRE DE LA PATRIA

Maria Remedios del Valle

El recuerdo de la Asociación Belgraniana de Goya a la Madre de la Patria

En el Día de la Madre, la Asociación Belgraniana de Goya quiere recordar y homenajear a María Remedios del Valle, la “Madre de la Patria”.  
Ella nació en Buenos Aires, pero se desconoce exactamente la fecha. Fue una afroargentina liberta que, en 1807, actuó como auxiliar en el cuerpo de Andaluces, en la defensa de la capital del Virreinato del Río de la Plata, contra los invasores ingleses.
Tras la Revolución de Mayo, junto con su esposo y sus dos hijos, se incorporó en la primera expedición al Perú, al mando de Ortiz de Campos. Pero, desafortunadamente, María Remedios perdió a su familia en el campo de batalla.  Sin embargo, esa desgracia no menguó su patriotismo y siguió con la lucha por la libertad de la nación.
En 1811, se desempeñó como auxiliar en Huaqui. Luego, vivió las peripecias de la trágica retirada del Alto Perú y, posteriormente, el Éxodo Jujeño al mando del General Manuel Belgrano.
En 1812, durante la Batalla de Tucumán, llegó sin permiso al frente para alentar y asistir a los soldados, quienes comenzaron a llamarla la “Madre de la Patria”. Esa gran valentía hizo que, tras la decisiva victoria, Belgrano la nombrara capitana de su ejército.
Además, participó en las batallas de Salta, Vilcapugio y Ayohuma, junto al General Belgrano, curando a los heridos y alentando al ejército. En el último enfrentamiento la hirieron y la tomaron como prisionera los realistas. Privada de su libertad, ayudó a escapar a varios oficiales patriotas, y por eso, fue condenada a ser azotada públicamente durante nueve días. Sin embargo, se fugó y, luego, se reintegró a la lucha contra el enemigo, bajo las órdenes de Martín Miguel de Güemes y Juan Antonio Álvarez de Arenales.
Una vez finalizada la Guerra por la Independencia, María regresó a Buenos Aires. El Estado no le reconoció su grado de capitana, ni sus servicios prestados a la Patria, por ende, se vio reducida a la mendicidad, a la venta de pasteles y tortas fritas para subsistir.
Por otra parte, según diversos relatos, ella se hacía llamar “la Capitana” y solía mostrar sus cicatrices y relataba que las había recibido en la Guerra de la Independencia, consiguiendo con ello solamente que quienes la escuchaban pensaran que estaba loca.
En 1827, el General Juan José Viamonte inició los trámites para que se le reconociera su rango militar y su pensión por sus servicios prestados. Después de un año, tras arduos debates, se le remuneró con 30 pesos (diez más de lo que ganaba una lavandera).
En 1829, Del Valle fue ascendida a Sargento Mayor de Caballería. Al año siguiente, Juan Manuel de Rosas la destinó a la plana mayor activa con su jerarquía de Sargento Mayor.
El 8 de noviembre de 1847, a la edad de ochenta años, “La Madre de la Patria” falleció.  Fecha que se instituyó posteriormente como el “Día de los Afroargentinos y de la Cultura Afro” (Ley 26.852).
Para finalizar, citaremos a Tomás de Anchorena, quien expresó: “efectivamente, esta es una mujer singular. Yo me hallaba de secretario del General Belgrano cuando esta mujer estaba en el Ejército, y no había acción, en que ella pudiera tomar parte, que no la tomase, y en unos términos que podía ponerse en competencia con el soldado más valiente: admiraba al general, a los Oficiales y a todos cuantos acompañaban al Ejército; y en medio de este valor tenía una virtud a prueba […]. Yo los he oído a todos a voz pública hacer elogios de esta mujer por esa oficiosidad y caridad con que cuidaba a los hombres en la desgracia y miseria en que quedan los hombres después de una acción de guerra, sin piernas unos y otros sin brazos, sin tener auxilios ni recursos para remediar sus dolencias. De esta clase era esta mujer […] y que una mujer tan singular como ésta en nosotros debe ser el objeto de la admiración de cada ciudadano de todas estas provincias; y adonde quiera que vaya de ellas debiera ser recibida en brazos y auxiliada con preferencia a un General…”

Profesor Núñez, Darío Andrés.